martes, 9 de marzo de 2010

VIDRIOS Y CRISTALES ROTOS

“No durará, eso es sabido, uno de ellos va a romper el enlace matrimonial”. Aseveración que preocupaba a todos. Aquellos que habían escuchado tales afirmaciones miraban el rostro de los jóvenes recién casados, que no dejaban de preocuparse de la situación, pero la fiesta tenía que continuar. El novio constató que se había producido la caída del vaso de cristal. Dentro de sí se limitó a balbucear: “Tonterías, yo la conozco bien, que va a ser, son creencias estúpidas”. Trataba de disimular, ante la mirada inquisidora de su flamante esposa. Intercambiaron miradas quizás tratando de descubrir la verdad, pero disimularon el incidente.

Existen hechos misteriosos que no podemos explicarnos, por qué se producen las quebraduras de cristales, debido a un accidente o la mala maniobra que no tiene nada que ver con un movimiento a propósito. Vi en un matrimonio que se dio e toda pompa y fastuosidad increíble. Con recordar que los padrinos se pusieron en una competencia, uno puso vestidos, el testigo bebidas y alimentos preparados que lindaban con la ofensa y en un pueblo en la cual la pobreza se fue incrementando. Debido a un movimiento intempestivo e involuntario provoco la caída de un vaso de cristal que al caer se hizo añicos, inmediatamente la gente comentaba.

La misma noche de bodas, el padrino ofreció al ahijado que se iría a la selva, a unos lavaderos de oro que tenía en propiedad en Maldonado. En el momento la explotación del oro era una alternativa para salir adelante. Eduardo que así se llamaba el recién casado, conversó con su esposa Dora. Ella aceptó la proposición del padrino. Solo permanecerían en la comunidad una semana más, se aprestaron para viajar a Puerto Maldonado.

Al instante el padrino se había fijado en la ahijada. Era bajita de estatura, trigueña y bien parecida; pero de cuerpo bien formado, suficiente para satisfacer los deseos sexuales del libidinoso padrino. Eduardo contó que los hechos ocurrieron rápidamente, no pudo contraponer nada a las proposiciones del padrino, porque era su segundo padre y aceptó todas las proposiciones del respetado personaje.

“Eduardo, debes ir a Nueva a vigilar a los peones, no deben descansar sino solo para recuperar energías, tu misión es vigilarlos constantemente. Dorita se encargará de la cocina, solo administrará los víveres que se usen para la preparación de los alimentos”. Hubo un brevísimo intercambio de miradas. Eduardo con su silencio aceptó la nueva propuesta, porque no tenía ningún argumento que diga que podría quedarse al lado de su mujer. Tal como dispuso el viejo, Eduardo se dirigió a Nueva y Dora se quedó con el padrino, quien no pudo resistir la tentación de la carne. Dora no opuso resistencia, alguna vez había escuchado que los padrinos siempre actuaban de esa forma, así que juntos pasaron la noche.

El padrino le hizo a Dora muchas promesas, incluso le propuso marcharse a otro lugar con el oro que tenía, ella se ilusionó, pero se había casado con Eduardo y entregándose sin interés porque amaba a su marido. Pasó una semana y Eduardo regresó el sábado fin de semana, se le veía muy cansado. Por la noche conversaron sin mirarse a la cara y no pudieron dormir. Dora evitaba mirarle de frente y Eduardo sospechaba por qué en la mina, en el par de borracheras que tuvo, le habían contado una serie de anécdotas y chistes obscenos referidos a su padrino. Lo miraba de reojo y ella lo esquivaba, no era la mirada de una pareja sincera y verdadera.

Se embriagó con alcohol metílico y comenzó a fastidiar a su mujer. Ella a pesar de la traición no sabía lo que estaba pasando, al mismo tiempo pensaba en la deslealtad que había cometido. Empezaron los celos, Eduardo de frente la acusó de bigamia. Ella permanecía en silencio, no tuvo argumentos de defensa, se limitó a amenazarle con quejarse al otro padrino. Eduardo tuvo miedo y poco a poco se calmó. El domingo por la tarde Eduardo se acercó a su padrino y le planteó su propósito de llevar a Dora consigo a Nueva. El padrino que ya estaba preparado le propuso:

- Eduardo qué te pasa, no creo que tengas deseos de exponer a tu mujer a los peligros que ni si quiera imaginas hay en la selva - El rostro de Eduardo se llenó de dudas e interrogantes.

- Padrino, es que yo… - El padrino no le dejó terminar interrumpiéndole.

- Espera un momento, si te llevas a Dorita, probablemente la pierdas, porque tú sabes cómo son los mineros, no hay mujer que se resista a las pretensiones de los hombres. Te aseguro que Dora cambiará y ya no sentirá más amor por ti y también constatarás que tus amigos cambiarán de actitud con respecto a ti a causa de ella. Se volverán bonachones, te invitarán y harán con tu mujer lo que desean – Eduardo no creía lo que decía su padrino, no pudo resistir más y dijo tajantemente.

- Si las cosas son así como usted dice, es mejor que yo me quede aquí en el campamento para cuidar de mi mujer.

- Pierde cuidado, yo me encargaré que no le pase nada malo a Dorita - El viejo no paraba de mirar a esta y la devoraba con los ojos, recorría su cuerpecito, como si fuese el mismo lobo feroz que se apresta a devorar su presa y lleno de deseo. La mañana del lunes Eduardo se fue a controlar al lugar que su padrino le había indicado. No podía concebir como ocurrían los hechos, recordaba las promesas, la celebración matrimonial, la primera vez que durmió con ella y todo cuanto estaba ocurriendo en la actualidad.

Por la tarde ya en Nueva, se fue a la tiendecilla que había en el lugar, vendían solo licor, pidió una botella y empezó a beber y beber sin reparo alguno, lo hacía cada atardecer, después del trabajo. A las cinco y media, bebía con sus amigos que trataban de comprender lo que estaba ocurriendo. Al día siguiente igual comenzó a beber el contenido de las botellas, y se endeudaba a cuenta del padrino, en cierta forma pensó que de alguna manera debería pagar por aquella afrenta cometida precisamente por su testigo principal.

Recordó que lo del vaso quebrado en su matrimonio se estaba cumpliendo. Al mismo tiempo pensaba desmentir la situación, inmediatamente viajaría. Si tenía suerte, sorprendería in fraganti a la mujer de sus ensueños, de ser posible mataría al padrino y no importa que se vaya a la cárcel; pero la afrenta sería vengada. Ensimismado en sus pensamientos no conciliaba el sueño, había momentos que deseaba viajar y contar todo a la madrina que se encontraba en Cusco, en otros instantes pensaba en el otro padrino. Debería haber una sanción social y familiar. Tenia deseos de retornar a la capital histórica; pero carecía de pasajes, trabajaría por lo menos tres meses. Una vez cobrado el salario de ambos, recién viajaría.

En otros instantes, decía dentro de sí: “dejaría a mi mujer y mejor fuera para que el crío que estaba en las entrañas de su consorte se muriese y se hagan responsables ambos amantes, pero de todas maneras me vengaría”. Cumplieron tres meses trabajando, su esposa llego a ser amante oficial de su padrino, todos sabían de este hecho. Unos se reían, otros daban consejos de diversa índole, no pudo encontrar solución ni viabilidad a ninguna alternativa sugerida por sus amigos. Trato de olvidar el asunto, como siempre refugiándose en las garras del alcohol, los amigos aconsejaban que plantease divorcio, aunque a pesar de todo la seguía queriendo. Cuando la afrenta no pudo ser ocultada y todo era rumor “pueblo pequeño infierno grande”, opto por enfrentarse al padrino:

- Padrino quiero hablar con usted - El padrino extrañado con los ojos todos inquisidores se acercó y preguntó a su ahijado de que se trataba.
- Tu dirás ahijado, que cosita quieres…

- Padrino se va a cumplir tres meses del día que vinimos trabajando con usted. A fines de mayo tenemos que volver a Sicuani, arreglaremos sobre unas propiedades que tenemos todavía allá y de unos 15 días volveremos al campamento minero - El padrino tenía nada que perder y siempre pensando en sus intereses, le planteó al ahijado una salida en cuyo rostro se pudo leer que expresaba alegría, ante la tácita aceptación del padrino.

- Ahijado les puedo adelantar vuestros pasajes; pero no puedo pagarles aun todo cuanto les debo; en Cusco estaré el 2 de junio, les rogaría que esperen en Cusco, vayan a casa y ahí arreglamos. Eduardo estaba seguro que había salido airoso de la entrevista, pensando en el dinero que no era mucha, con la esperanza de cobrar y hacer algo con el dinero, aceptó y agradeció al padrino de esta manera.

- Padrino gracias, agradecemos bastante que nos haya traído y no olvidaremos, como le digo…

- Eduardo y Dora, en realidad quisiera que se quedaran otros tres meses, porque cuando salgan para fuera. La plata que tienen se les acabará muy rápido, se les irá como el agua entre las manos y tampoco podrán montar el negocio que dicen. En cambio si llevaran una cantidad significativa de dinero habría posibilidades. ¿Qué dicen?, solo depende de ustedes - Fue Dora quien tomó la palabra esta vez.

- Señor Casiano, nosotros creíamos que usted era una buena persona, pero se han sucedido hechos que la gente comenta mucho y nuestro deseo es salir de esta situación. Cómo es posible que usted siendo un caballero respetable tenga el atrevimiento de fastidiar a su misma ahijada - Inmediatamente el padrino respondió:

- Ahijada, ¿crees tú, que es la primera vez que ocurre este tipo de hechos? Todos los padrinos tenemos estas relaciones porque gastamos mucho dinero durante los matrimonios. A ver piensen ¿cuánto he gastado en ustedes?, hay que ser consciente y reconocer los esfuerzos, pero si quieren irse, váyanse, ya no me importa.

Eduardo el marido herido en sus sentimientos, engañado y decepcionado no soportaba más las palabras insidiosas del padrino que se las sabía todas, y lo único que éste quería era seguir acostándose con su esposa.

- Ahijados, antes que se vayan escuchen algo que tengo que contarles al respecto – Dijo el padrino – Pero antes, Eduardo, ve y compra dos “margaritos” Pilsen, que sea esto a modo de despedida, porque puede que esta sea la última vez que nos veamos - El viejo gordinflón empezó a relatar algunos hechos referidos a los cristales y vidrios rotos. “En cierta ocasión cuando tomaba licor con un trabajador que estaba construyendo una habitación de adobes en mi casa, hablábamos de trabajo, sobre todo la facilidad con la que se haría la obra. El hombre un poco emocionado prometió que haría el trabajo rápidamente. La condición era que no faltasen los materiales de construcción que se requieren para el levantamiento de paredes. Cuando celebramos el contrato en forma verbal, el vasito de cerveza en un accidente inesperado se volteó y cayó de una altura aproximada a 10 centímetros y se quebró. Ante este hecho, el hombre daba miradas de reojo e inseguridad, pero no dijo nada y continuamos bebiendo. ¿Qué creen que pasó?, el hombre jamás volvió, al contrario cada vez que me encontraba con él me esquivaba, se volvió mi enemigo. Por eso digo, si hay algo que tiene que ver con romper vidrios es para no realizar el proyecto, la idea y sorpresivamente aparecen bloqueos inexplicables.

- Padrino eso depende de creer o no creer. Si crees se va a producir, en cambio cuando no le das credibilidad no se producirá nada - Casiano haciendo un último intento de convencerlos comenzó con otro relato.

- Escuchen otro caso. En la ciudad de Lima, una tarde de verano tomaba cerveza con mi primo. Hablábamos sobre la familia, los negocios, los estudios de nuestros hijos, etc. Fue entonces que un vaso se me resbaló de las manos y para sorpresa de los dos el vaso no se rompió a pesar de que el piso era de mayólica y de una altura de 120 centímetros. Al caer el objeto pensamos que a esa altura el cristal se haría añicos; sin embargo, para sorpresa de los dos y la dueña de la tienda, vimos como rebotaba en el piso de cerámicos como si fueses una pequeña pelota inflada con aire. A partir de esta experiencia colegimos que nuestra amistad jamás se destruiría. Hoy cultivo una amistad sólida, desde el momento y cuando nos reconocimos otra vez como primos hace mas de 20 años”.

- Seguro que eran cristales mal fabricados, porque los finos ciertamente no se quiebran fácilmente…

- No ahijado, eran fuertes. Por ejemplo, el vaso de cristal que se rompió de una altura de 10 centímetros también era fino.

- Voy a contarles otro caso. Era el segundo mes que habíamos aperturado una bodega de abarrotes en un pueblo lejano de la puna. Nuestro objetivo no solo era vender artículos de primera necesidad, sino también nos instalamos con el propósito de acopiar lana de alpaca. Aquellos que no tenían circulante, tendrían la opción de cambiarlas en forma de trueque. Teníamos un competidor que vivía al frente de la casa y estos no aprobaban nada nuestras actividades, eran los autores de los rumores que hacían correr en el pueblo. Una tarde vino un hijo suyo que tenía la edad de dos años y medio, se subió al mostrador y quebró el vidrio de la misma. No hicimos los reclamos, porque qué iban a pagar si eran pobres. Después de otros tres meses cerro la tienda y el niño que lo quebró y su familia se fueron a otro lugar”, de modo que no sabemos a dónde viven.

- ¿Qué dices ante esto Eduardo? Sobre todo Dorita, tu sabes como son los hechos.

- Padrino en realidad no sé, tal vez. Pero no creo en eso porque somos jóvenes, a medida que tengamos experiencia tal vez podamos validar los hechos que nos cuentas, cuando conversemos con personas como usted. Con todo esto nos estas diciendo ¿nosotros también terminaremos en el divorcio?

- Me parece que sí. Las evidencias que se producen van en esa dirección.

- Pero padrino ¿Quién tuvo la culpa para que ocurran las cosas como han sucedido? - Preguntó la mujer que no resistía más las burlas en las cuales estaba envolviéndoles el padrino. La mujer bajita acusó al padrino sobre la seducción amorosa que había tenido con su mismo segundo padre, por insinuación de este. La cerveza que ingirieron se puso más fuerte y comenzaron a levantar la voz, culpando al padrino por los hechos que estaban ocurriendo. Don Casiano no pudo salir de su asombro como sus mismos ahijados estaban cuestionando e incluso hoy amenazándoles.

- ¿Y ahora que quieren que les pague? ¿Y todo lo que me hicieron gastar quien me lo paga?
- Pero padrino no has debido hacerme esto, eso es imperdonable, hay tantas mujeres que hubieras cogido, una de ellas por dinero hubiera aceptado y no hacerlo con tu ahijada…

- No permito que ningún dependiente, menos cualquier traposo me falte el respeto, ahorita voy a ir al puesto y pondré la respectiva denuncia - Mientras tanto el ahijado observaba de todos los objetos que rodeaban el recinto, vio palos que hacen las veces de mangos para picos y zapapicos. Empezaron a zarandearse entre el padrino y la ahijada. Esta deseaba hincarle las uñas en la cara. Mientras tanto Eduardo se apodero de un palo. Cual si fuese un palo de béisbol atesto golpes contundentes en la cabeza del padrino, que inmediatamente cayo pesadamente al suelo y rodeado de una mancha roja que comenzó a expandirse por el piso. Al poco tiempo se pudo ver aun los estertores de la muerte. El marido vengó la afrenta, golpeo una vez más en la cabeza con tal fuerza que hizo añicos el cráneo de la victima y se rompió como un frágil cristal.

La esposa no salía de su estupor, lanzo un grito que inmediatamente fue ahogado por su consorte. El corazón empezó a latirles con más fuerza, empezaron a pensar en como desaparecer el cuerpo. Ella jamás pensó que su esposo cometería aquel crimen. Se imagino en la cárcel, pensó en su hijo, los vecinos y los parientes, sobre todo cómo saldrían de aquella situación. El marido puso cierta tranquilidad.

- Limpiemos toda evidencia y así es como acaban los mineros en Maldonado. Vamos, tirémoslo en el río y que desaparezca el cuerpo. Tenemos que decir que no sabemos nada. Mañana mismo saldremos por el lado de Bolivia, hay gente que nos puede llevar a aquel país; pero antes vayamos a su habitación y ver si encontramos algo de dinero – Mientras hacían el trabajo de limpieza en la mente de Eduardo bullía solo la venganza realizada, pensaba también en la cárcel y finalmente en su huida hacia el vecino país. Su mujer, en ese momento estaba con él, sola corría el riesgo de ser detenida y solo junto a él podría salir del problema. Ella no dejaba de pensar en los cristales quebrados. Momento que a duras penas lanzaron el cuerpo del patrón que un día fue padrino de bodas y luego ya en el agua se pudo ver que desaparecía río abajo.

Eduardo se tranquilizo, recapacitaba. “Son signos y señas que nos advierten alguna desgracia”. Un último ejemplo que ocurrió el año pasado cuando el flamante presidente de la región, en un instante intempestivo cometió la torpeza de hacer caer sus portafolios en el patio de la federación departamental de Campesinos Cusco. Los asistentes a la asamblea ordinaria, todos estupefactos exclamaron en forma de rumor: “no va a durar, no durará, qué pasará, no terminara bien su gestión”. Pero de un hecho estaban seguros, los cristales rotos anuncian alguna desventura, un revés en la vida, como ocurrió a Eduardo y Dora en su matrimonio.

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