lunes, 8 de marzo de 2010

UNA TRAVESTI COMO GUARDAMETA

Cada 1 de mayo, en la asociación pro vivienda del mismo nombre había un hombre muy locuaz y curioso que acostumbraba disfrazarse de mujer, lo que en otros lugares conocían como la “waylaca”. Recurría a todo lo que estaba a la mano, se embriagaba un poco solo con el afán de divertir a los vecinos disfrazándose de waylaca. Un hombre normal que se transformaba en una dama que jugaría bulbito al arco en los encuentros deportivos con otro equipo contrario que también trataba de ganar el encuentro.

Cuando estaba sobrio era un hombre normal; pero cuando se emborrachaba y mas cuando era el aniversario de la asociación, asumía otro papel con el único fin de divertir y hacer reír a la gente. Éstos que estaban preocupados en sobrevivir, no leían nada ni siquiera una revista de historietas. Hallaban diversión viendo espectáculos gratuitos dirigidos para todo el público en eventos especiales como el aniversario de la asociación.

Me refiero a todos los actores sociales que proceden del medio rural y que trabajan a diario para poder vivir. Que hoy se habían instalado en las capitales departamentales y provinciales. La particularidad era que sus ascendientes eran de aquello que se llamo la cultura andina. Una cultura oral que no entendía lo que era la diversión y el gozo a través de la lectura de chistes, novelas y cuentos escritos o difundidos a través de la televisión.

Mas bien esta cultura encontraba gozo y diversión a través de la danza, las representaciones colectivas e igualmente cuando miraba las danzas costumbristas en las capitales distritales y provinciales propias en las comunidades campesinas. Actos que formaban parte de aquello que se llamo la identidad cultural. En la generalidad de los casos estos actores “leían” las danzas como son el majeño, el qapaq qulla, mestiza quyacha, o la danza de los auqa chilenos. Una suerte de reforzar las normas y valores de la sociedad en la que vivían.

El partido de fulbito empezaba al borde de las tres de la tarde en el campo deportivo de la asociación. Todos los vecinos esperaban espectáculo gratis, cada año don Alberto jugaría como siempre de waylaca; pero al arco. Los jóvenes y adultos esperaban el acontecimiento brindado por don Alberto. Este tenía la costumbre de jugar al arco o como muchos conocen con el nombre de guardameta. La particularidad era que Alberto además de estar totalmente disfrazado de mujer también llevaba a la espalda una muñeca que hacia las veces de su bebé.

Además el Albertico como muchos le recordarían por cariño, años más tarde cuando dejo este mundo, luego de protegerse convenientemente sus partes ocultas de su cuerpo se ponía otra truza de jugador en los que había dibujado la vulva de una mujer con lapicero rojo, negro y azul. De modo que a los adultos y jóvenes de su condición social que estaban reunidos en grupo, les hacía ver luego que se remangaba las faldas, sea por delante o por detrás.

La gente que lo veía se sorprendía y no le quedaba más remedio que sonrojarse y al final terminaban riendo hasta que les broten las lágrimas de los ojos. Otros no estaban de acuerdo con aquellos actos obscenos, principalmente su mujer le diría mas tarde que su marido era un maricon. Alberto nunca se fijaba en las observaciones y cuestionamientos de su mujer, según él decía: “las mujeres no entienden las cosas”.

Lo más curioso fue cuando jugaba el partido en contra del equipo de sus contrincantes. Cuando el árbitro daba el pitazo inicial. La waylaca Alberto que jugaba como guardameta, “volaba” de palo a palo, cuando los jugadores del equipo contrario intentaban hacer el gol. Más ella con la ayuda de las faldas, atrapaba la pelota como de lugar y no le importaba recurrir al juego sucio. Daba codazos a los otros jugadores que trataban de arrebatarle la pelota y hacer el gol.

Mientras jugaba, el bebé que tenia cargada estaba que se salía por detrás de la espalda, hasta terminar tirado como cualquier envoltorio de trapos y pañales a un costado del campo deportivo. En otros momentos cuando trataba de atrapar la pelota, el bebé salía disparado sea a la izquierda o a la derecha, porque Alberto lo tiraba a propósito. En otros casos hacia el ademán de darle leche de pecho y los demás jugadores disputándose la pelota, entre tanto la gente se reía hasta más no poder.

En una situación de confusión en varias ocasiones, en lugar de tirar la pelota, Albertico tiraba el bebé al medio de los jugadores, quienes al ver el envoltorio, le daban patadas, para sacarlo hasta donde se encontraba el público que gritaban de entusiasmo. El guardameta la ver esta situación, se aproximaba a la pelota y en una forma de venganza pateaba la pelota hacia abajo suspendiendo el partido y mientras tanto, Albertico trataba de recuperar a su bebé perdido entre el público, al tiempo que los más audaces le levantaban la falda para verle la entrepierna.

Luego que había terminado el encuentro a Alberto se le podía ver bebiendo chicha en el medio de sus partidarios, en vista que habían ganado casi todos los encuentros. Al borde las 5 de la tarde, luego de haber libado chicha, cerveza y licor al guardameta Alberto se le pudo ver bailando con sus vecinos con su bebé a la espalda. Entre tanto los jóvenes los más atrevidos le levantaban la falda y él reaccionaba persiguiéndolos con el objeto de hacerle ver lo que tenia dentro.

Algunos años Alberto terminaba en una tienda bebiendo cerveza, comentando sobre el encuentro deportivo y más tarde incluso llorando; pero todavía vestido con las faldas de su mujer y su bebe a la espalda. Se trataba del aniversario de la asociación primero de mayo. Una forma de ver y percibir la vida, a quien le importa el resto de costumbres y tradiciones de un pueblo que también se transforma pero en la medida de lo posible trata también de conservarla.

No hay comentarios: