lunes, 8 de marzo de 2010

LOS IDOLOS Y EL ORO

Ocurrió hace quince años en Huallahualla[1], en la gran abra o apacheta para voltear a la selva, en la carretera que conduce a Puerto Maldonado. La gente sabe que en el mencionado lugar, el chofer del camión tiene que descansar siquiera un poco. En efecto, los conductores de camiones de carga pesada, reposan después de la dura jornada recorrida y, recobrar energías para continuar el viaje.

Seria la media noche, cuando al chofer en el referido lugar, empezó a darle sueño. Mientras tanto, el viento y la caída de sucesivos rayos acompañado de lluvia torrencial, continuaba arreciando. Los pasajeros tomaban las precauciones de cobijarse mejor, para no perder la temperatura del cuerpo. Antes de dormir algo, el conductor decidió bajar y dirigirse a la Santísima Cruz, que existe en el lugar, portando una vela y un fósforo, rezó la siguiente oración:

“Suerte y fortuna te llamaras por donde quiera que vaya, hacerme triunfar harás, que salga el mal de mi cuerpo y casa. Entre el bien como Cristo entro en Jerusalén”. Ni bien terminó de implorar el hombre, cuando sorpresivamente oyó llorar a un bebé. Inmediatamente trato de escuchar y divisar mejor de donde provenía el llanto. Como supuso al principio, encontró a un bebé totalmente desnudo, que lloraba inconsolablemente.

Efectivamente, era un bebé y el chofer concluyó: “Seguro que este angelito esta llorando de hambre y frío lo llevaré a la caseta del camión”. A las mujeres que viajaban junto con él, les puso al corriente de lo sucedido y pidió que abriguen a la criatura. Luego ya dentro de la caseta, ellas cobijaron con sus mantas al pequeño ser. De esta manera, el bebe dejo de llorar y se quedó dormido. El conductor, pensando en el suceso no pudo conciliar el sueño. Luego de unos siete minutos, cuando se aprestaba nuevamente a emprender el viaje; al contrario y repentinamente empezó a darle una adormecimiento irresistible, no solo a él sino también a las mujeres que le acompañaban.

A las mujeres les indicó.

- No duerman, traten de mantenerse despiertas - entre tanto el bebito se había dormido.
- Es lo que tratamos de hacer, pero algo nos está pasando – Sin embargo, el sueño era insoportable, a todos les había dado ganas de dormir, se encontraban en una situación inevitable de adormecimiento. El conductor del camión que a toda costa trataba de mantenerse en vigilia, tampoco pudo hacerlo, menos las mujeres. Aunque las mujeres, asintieron con la cabeza, asegurando que no dormirían, sin embargo se quedaron profundamente dormidas.

El chofer despertó después unos 40 minutos, pero para sorpresa de todos ellos había desaparecido el misterioso pequeño ser. Se pusieron a indagar, bajaron del camión, buscaron en los alrededores, pero no había. Mientras indagaban, a todos empezó a darles mareos que termino en vómitos detrás del camión, las rocas y charamuscas. A los pasajeros que viajaban en la tolva les pusieron al corriente de estos hechos. Éstos comunicaron que tampoco habían visto ni oído nada.

Entre ellos había uno que sabia “leer” coca, le proveyeron de las hojas sagradas. Trato de interpretarlas a pesar que hacía un frío y viento excesivos. Primero pidió al señor Jesucristo y luego de haber rezado, procedió con la lectura de la coca. Se dirigió al chofer del camión y a las mujeres haciendo conocer el resultado.

- Ustedes tuvieron la oportunidad de poseer un ídolo, han dejado escapar uno de vuestras manos, cuanta riqueza han perdido... – El asunto era no dormirse, lo correcto era mantenerse en vigilia, pero no pudieron y por eso el bebé desapareció. Incluso, uno de los pasajeros que escuchaba atentamente la información de brujo, cuestiono la actitud de las señoras.

- Pero, ustedes han debido resistir, aunque sea una de vosotras ha debido salir fuera de la caseta a tomar aire – Las mujeres y el chofer se miraron la cara, arrepentidos de no haber procedido como dijo aquel que sabe mirar la coca. Probablemente imaginarían cuanta riqueza hubieran conseguido con el misterioso ser, pero ¿Cómo lo hubieran hecho? Tornaron la mirada al personaje que pronuncio las palabras de desaprobación, porque este pensó también que hubiera obtenido algo. No fue necesario hablar más del asunto sino intercambiaron miradas inquisitivas entre todos; pero algo habían escuchado al respecto.

En las comunidades o ayllus[2] de los andes del sur, la gente sostiene: “El hecho que, algunos sean ricos, tiene que ver con el poder que posee el diablo. Todos aquellos que tienen sentimiento de ambición por el dinero; solo a estos, esta permitido que veneren al demonio. El mismo diablo Lucifer envía a su emisario llamado ídolo en forma de bebé. Aquellos que se enriquecen repentinamente, incluso quienes viven en la casa como inquilinos, a sus bebes más tiernos pagan a los Apus; claro, si están beneficiándose con oro, metal precioso que se encuentra en las profundidades de los cerros y en los lechos de los ríos.

También refieren de aquellos que conviven entre parientes, igual a quienes no sienten respeto por sus padres. Todos aquellos que no se portan bien, tienen la posibilidad de encontrar un ídolo; y todos estos seres no tienen nada que hacer con Dios ni con su hijo Jesucristo, es parte de sus creencias idolátricas.

De modo similar, comentan, que aquellos que tuvieron la oportunidad de tener un ídolo, tampoco es para venderlo después de hacerlo pedazos. Al contrario, hay que cuidarle alimentarlo y darle de beber. Cada noche el que posee un ídolo, debe poner un huevo de gallina con un orificio pequeño en uno de los extremos y solo de ese modo se alimentará el ídolo. Este tiene que permanecer como si estuviera descansando, sobre un pañal limpio. De modo que para el día siguiente, defecará una pepita de oro puro de más alto quilate. El dueño del ídolo, obtendrá cada mañana este mineral precioso, luego la vende y vive de ella.

En la ciudad del Cusco hay gente que posee ídolos y que viven de ella. Arrullan con besos, dan alimentos y bebidas cuando suponen que el ídolo esta de hambre y sed. Llegan a la conclusión: “A ver, cada noche que defeque solo tres o cuatro gramos, es suficiente para vivir...”. Agregan además que periódicamente, hay que pagar a la tierra, en el lugar donde encontraron el ídolo, en este caso el lugar denominado Huallahualla. “Caso que no fuera así, la desaparición del ídolo será inminente”.

Finalmente, existen creencias sobre el dinero, que pertenece al diablo, la gente asegura: “Nosotros los humanos debemos cuidarnos del hecho de ser ambiciosos. La gente que tiene mucho dinero, no se comporta como debe ser, no viven tranquilos. El dinero nos puede llevar a una vida deplorable, no podríamos hallar una tranquilidad duradera en este mundo. De otro modo, los humanos debemos cambiar de mentalidad y actitud. Aunque fuésemos pobres de dinero, en cambio podemos ser ricos en el espíritu y el sentimiento de amor hacia las demás personas. Los ricos, suelen morir “aplastados” por su dinero, porque llevaron una vida anormal. En cambio, aquellos que tuvieron compasión y amor por el prójimo, mueren tranquilos, satisfechos de haber ayudado y colaborado con sus congéneres.

Además, esas personas que van por necesidad de trabajo a los lavaderos de Puerto Maldonado, no progresan porque el oro de estos yacimientos es engañoso y pertenece al diablo, dura muy poco y sirve solo para divertirse con mujeres bebiendo cerveza e incurriendo en infinidad de vicios. El dinero que en un momento esta en las manos de uno, tiende a gastarse lo mas rápidamente posible, hasta terminar con el ultimo centavo.

Efectivamente en Maldonado, los mineros cuando tienen dinero en las manos tienen la costumbre de “comprar toda la cantina”, a pesar que trabajan año tras año no hay signos de progreso, además que la gente envejece más rápido. En estos días dieron la noticia que Maldonado desaparecería dentro de 20 años como consecuencia de haber realizado una actividad extractiva intensa de los recursos que en una época existía en abundancia. Aunque son pocos quienes dicen esto, debido que no tuvieron la oportunidad de ir, ni trabajar. Mucho menos que hayan tenido alguna vez oro en cantidad, en sus propias manos, como los mineros en los lavaderos de oro de Puerto Maldonado.

[1] Nombre del abra por la cual hay que cruzar y dirigirse a la selva, Puerto Maldonado. Esta ciudad, se encuentra en la jurisdicción de la provincia de Quispicanchis, departamento del Cusco.
[2] Aldea campesina de la sierra sur del Perú.

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