martes, 9 de marzo de 2010

EL LOCO DESCENDIENTE DE LOS ARIOS

Nos encontramos casualmente después de 15 años. Era mi amigo y cuando quise estrecharle la mano, apartó la suya y me tocó solamente en el hombro, así como los romanos o atenienses saludaban en su época. Era un tipo que consideraba que en el mundo existían razas humanas superiores e inferiores, era devoto de la eugenesia el mejoramiento de la raza en términos biológicos. Una equivocada interpretación de la teoría de la evolución de Charles Darwin. Era un dogmático maltusiano que sostenía la explosión demográfica traerá desgracias a la humanidad. Cree que los habitantes son sólo una sobrecarga para la sociedad; pero no piensa que esa misma humanidad puede traer también beneficios luego que se le capacite e instruya. Según él “los parásitos no merecían vivir en el mundo, porque solo son consumidores y no producen nada, unos inútiles”. Una sobrecarga para la sociedad, que en lugar de hacer bien al país, al contrario atrasaba el progreso de la misma. Según él, estaba convencido con la ideología nazi, solo debían vivir las razas buenas y desparecer las otras. Una forma de erradicar la pobreza, mediante una guerra de exterminio masivo y que viniese de donde viniese.

En el segundo año de primaria de la escuela fiscal 791 de Sibayo, Canchis, Cusco, en la década de los 60 conocí a Otto Bernabé. Fuimos compañeros y amigos desde entonces hasta la secundaria. Hoy farmacéutico de profesión; pero lo malo era que no tenía familia, debido que engendraría seres sin oficio ni beneficio, además que debía ser cuidadoso de escoger a su pareja, que debería ser una mujer perfecta. Hoy todavía estamos en continua comunicación él por terminar la edición de un libro y yo tratando de graduarme de master. Otto Bernabé al igual que Ana Ramírez son profesionales a carta cabal. Ella también estaba decepcionada de los hombres, termino traumándose cuando constató cómo su padre vivía por vivir, excepto haber engendrado a sus hijos. Pienso, por qué no emparejar a Otto Bernabé y a Ana y de esa manera descubrirían que en la vida es inconcebible estar solo.

Bernabé vivía en la esquina formada entre el jirón Tacna y Bolognesi en una chichería que su abuela conducía en Sibayo. De mediana estatura, cuerpo atlético y una destacada inteligencia. Desde la primaria le gustaba realizar muchos ejercicios de gimnasia, le agradaba ser el centro de atención de las chicas del colegio Inmaculada. Pero para Otto Bernabé hablarle a alguna de ellas era una hazaña, peor cuando se trataba de amor, creo que empezaba a sudar frío, qué tipo de taras y traumas tendría en lo más recóndito de su ser, no nos explicábamos. Supongo que todo ese tipo de comportamiento sería por el abandono que le hizo su madre y por eso no había un amor sincero para ella. Solo cruzaban miradas esquivas, “conversaban” solo con los ojos, cada uno trataba de cumplir con su función de madre e hijo.

Como dije, sentía temor de hablar o hacerse amigo de alguna de las muchachas que también buscaban a un enamorado. Pudo haber conseguido una buena esposa, pero prefirió la soltería. Hoy tiene 55 años de edad, pero pareciera que para él no hubiesen pasado los años, se mantiene muy joven, parece un tipo de 30. En cambio, yo estoy muy viejo casi ya decrepito, lleno de arrugas con 4 hijos y un poco encorvado por los innumerables problemas que llevo encima e inclusive escribiendo ya mis memorias. He encanecido tanto que los cabellos los tengo como lazos y por el uso del detergente para lavar la ropa, se me cayeron dejándomela calva.
Bernabé estudió en Sibayo al cuidado de su abuela, porque su madre no podía tenerlo en Rímac. Ella sólo pudo mantener a Eudosio su hijo mayor, que hoy trabaja como taxista. Otto Bernabé estuvo en cierta forma abandonado a su suerte en la ciudad de Sibayo, aunque no le faltaban los medios económicos para mantenerse y estudiar. A pesar que a mi me conoce de “cabo a rabo”, en cambio yo no sé quién era su padre. Si su madre lo tuvo a él en una aventura amorosa. Referente a este hecho su pasado es oscuro y se le preguntara tampoco quisiera hablar de ello.

Trabajaba por horas en la librería “El Educando” de Aníbal Alvarado. Su personalidad se caracteriza por la vanidad y el egocentrismo, que en su manera de actuar fueron muy evidentes. En la secundaria hablaba mal de los profesores, por los adelantos científicos de esa década ya racionalizaba sobre los problemas mas fundamentales de la naturaleza. Cada pregunta que hacía y la respuesta que obtenía no le convencía porque concluía: “Este profesor no sabe… no está preparado”. En cambio él sabía el significado de una gran cantidad de palabras gracias a los libros que había leído. Por ejemplo, la palabra “progeria” es un término relacionado al envejecimiento prematuro de algunos seres humanos. Preguntaba a los profesores y éstos no sabían cómo salir de esta desfavorable situación.

Leía y veía novelas de James Bond. Quería parecerse a este agente británico, soñaba, aunque su tamaño no lo permitía. Para levantarse por la noche tenía una bata granate que se le arrastraba por el suelo, no pensó en hacerla achicar. Tenía una serie de complejos soñaba que estaba en Londres cuando en realidad vivía en un cuarto muy precario techado con tejas que tenía muchos agujeros en el techo. Por la época de lluvias se multiplicaban estas goteras y él solo tenía que luchar contra ellas. Él jamás consideró que era necesario repararlas, porque era el niñito de la casa.

Cuando en 1993 fui a buscarlo a su casa en Rímac, me cuestionó por el tipo de antropólogo de provincia, mal preparado que era, un poco más y me hubiera insultado. Me dijo que yo no había leído lo suficiente como corresponde a un profesional. No esperaba que tuviera esa apreciación de mi persona, aquella ocasión terminó siendo un encuentro desafortunado. Decidí cortar toda relación con él, preferí dejarlo con sus prejuicios. Pero después de más de 15 años, volvimos a encontrarnos, esta vez en la puerta de la universidad nacional del Cusco, cuando yo salía después de haber terminado con la exposición de mi clase. Me reconoció y como ambos teníamos prisa, nos despedimos rápidamente, luego de haber escrito en nuestras libretas las direcciones electrónicas correspondientes.

Hoy recién comprendo que sería uno de los factores por las cuales había decidido enemistarse con Raúl Vega Ruiz que supuestamente se había casado con una negra que obviamente amaba Raúl hasta tener hijos. En cambio Otto Bernabé sentía aversión por tal raza, quizás hasta estaba enamorado de Raúl porque Otto Bernabé ya no podía con su homosexualismo y el odio visceral que sentía por su rival o sea la mujer de Raúl. Según Otto Bernabé la raza negra tenía menos capacidad craneana y por tanto menos inteligente que el resto de razas que poblaban el planeta.

Hoy continúa con su personalidad egocéntrica y pareciera que la vanidad ha corroído su alma. Estas características saltan a la vista, porque empezaba a criticar a todos. Al preguntarle a su madre (que aún vive) dónde trabajaba, me dijo que jamás lo había hecho. No sabía si manejaba alguna cuenta en el banco, ni nada. Tampoco trajo a una chica a su casa. No festejaba sus cumpleaños, ni mucho menos compraba una sola botella de cerveza. Era considerado como el ser más antisocial que había en la tierra. Algunos colegas suyos le dijeron a su madre: “Señora usted tiene un lindo hijo…” La madre simplemente sonrió. En ese momento quiso desmentir que él no era como la gente creía, sino todo lo contrario indiferente, frío y seco hasta con ella, su propia madre.

Jamás cruza por su mente la idea de invitar a los amigos a algún acontecimiento social, ni el día de su graduación tampoco en el cumpleaños de su madre. El no concibe la idea de gastar nada, no lo considera como algo positivo, para el es inconcebible que el debe dar algo para recibir algo. Prefiere la soledad y no perder el tiempo en reuniones que para él no tiene sentido. Además a cada persona esta mirando los defectos que tiene al comer, al tomar los alimentos sea con la mano o con el tenedor. Cierta vez me preguntó si yo luego de terminar de orinar también sacudía el miembro viril, yo le dije que sí, pero él dijo que lo ajustaba para tratar de sacar la orina que quedaba en el tubo urinario. Es decir, él trataba de distinguirse en todo, trababa de mostrar que era diferente a los demás.

Cuando se expresaba en castellano lo hacia como los españoles castizos, tenía mucho cuidado de “hablar con ortografía”. Pronunciaba la “z” tal como lo hacían los españoles e igualmente la “c” lo pronunciaba como zeta. Al verlo y escucharlo causaba tirria entre sus amigos y por supuesto llamaba la atención de los que recién le conocían. Lo malo era que él era bajito y así se decía que era descendiente los arios la raza más perfecta que tenía sus orígenes entre los vedas de la India. Su orgullo y vanidad no paraba ante nada ni nadie, era insoportable y no paraba de criticar todo, solo él era perfecto. Que opinión tendría cuando cualquiera de sus interlocutores le dijera, cual era la razón por el cual vivía en el centro de Rímac.

Era uno de los promotores de la ideología neonazi en el distrito donde vivía. Hasta ahora cree y sabe que la raza aria es la superior y de hecho se opinaba descendiente de ella. Considera que solo él estaba claro de los problemas de la humanidad, solo él sabía por qué había mucha hambre en el mundo. En varias reuniones en el grupo al cual pertenecía le motivaron salir vistiendo uniforme militar, hacerse rapar la cabeza. Pintarse la cara con manchas negras, es decir enmascararse y hasta asesinar personas. Cuando le propusieron la idea, no pudo hacerlo porque los uniformes militares que consiguieron ninguno eran de su talla.

Además tenía mucho miedo de tomar ese tipo de acciones, era un cobarde, solo era “bueno” para hablar y hablar más de lo necesario. No era capaz de siquiera pedir que le enseñen como se una un FAL o una ametralladora UZI, le daba tembladera, se angustiaba y le daba ganas de salir corriendo del recinto aquel donde se habían reunido todos los locos como él. Para todo metía el pretexto de su madre anciana y enferma que estaba en el hospital. Jamás contaba que tenía un hermano que en su lugar podría cuidar de ella. Con todos estos temas de pertenencia o no pertenecía al grupo, decidió seguir perteneciendo al grupo neonazi.

Por que no había hecho algo en su vida de mejorar las condiciones de su vivienda, ya que hacía más de 40 años la casa donde vivía seguía igual de precario. No se relacionaba con ninguno de sus vecinos, se parecía a los lobos que vivían en la estepa. Solo aparecían por las noches a hurtar algo, de día huía hacia el bosque temiendo que los hombres lo cazaran. Consideraba que cualquier conversación con la gente común y corriente, simplemente para él era perder el tiempo. Para él el tiempo pasaba, los minutos que debería estar aprovechándolas en leer algo útil para su formación. Era increíble su comportamiento estaba fuera de lo normal y el estaba convencido que no era un tipo corriente, que era especial, en realidad un loco.

Lo cierto es que la gente es normal, pero aquellos seres que habían racionalizado tanto la existencia del mismo Jesucristo poniéndolo en duda, simplemente se aislaban del mundo e incomunicaba de las personas y de esta manera el discurrir de su vida era la soledad entregado horas y horas en posición de lotto recapacitando sobre su vida. Hechos que la gente debería hacerlo, pero lo que ocurría con Bernabé simplemente lindaban con la locura, era demasiado e insoportable. No se llevaba bien con su hermano, menos con sus sobrinas, permanecía en silencio mientras meditaba.

El era el único que escuchaba la mejor música, los instrumentales y las interpretaciones de orquesta de sinfónica y la de cámara de los más famosos intérpretes de la música clásica como son Chaykowski, Wagner, Bettoven y otros. La música que el populacho escuchaba simplemente eran cualquier cosa menos música. Igualmente jamás compraba periódicos, según él no compraba basura, simplemente era tirar el dinero a la inmundicia, en ese aspecto tendría razón. Se imaginaran que tampoco miraba programas de televisión, excepto el programa político de Cesar Hildebrant.

Con que rencor y desconcierto miraba a los menesterosos que pululaban por las calles y avenidas de la gran Rímac, quería verlos muertos a todos esos parásitos que no producían nada mucho menos servían para algo. Evocaba lo que hicieron los nazis en los campos de concentración, matando a millones de judíos y que Bernabé consideraba bien hecho a la peor raza del mundo. Medida que era necesaria, porque en el mundo había demasiadas bocas que alimentar y los recursos del mundo se estaban agotando, estaba loco de remate, sus delirios de grandeza le harían pensar todo eso.

Otto Bernabé era el extremo del comportamiento humano, ninguna mujer le caía en gracia, todas tenían defectos. No sabían nada, eran aprendices y eran como todas tantas y tontas que “no saben dónde están paradas”. Ellas por llamar la atención de Otto Bernabé le invitaban a los onomásticos, pero él insensible no iba a pesar que prometía que iría, como se suele decir “las dejaba plantadas”, así fue como le conocieron siempre. En otras ocasiones ya no le invitaban a ninguna reunión, preferían pasarlo sin él, no importaba. Era un tipo taciturno, preocupado por los problemas del hombre, pensando en temas filosóficos y el resto pensando en la diversión, las risas que iban y venían. Igualmente los chistes no le caían en gracia, era un ser fuera de lo normal y así se fue haciendo antipático.

Al plantearle a Otto Bernabé el tema de las muchachas, simplemente dijo: “Las chicas bonitas son como cascarones, por dentro no tienen nada, están vacías…y engendrar niños con estos seres resultaría simplemente una idea descabellada”. Sabemos que las parejas se complementan y no puede existir una mujer con las mismas cualidades que uno desee. Tampoco una mujer con altas dotes intelectuales podrá hallar en el mundo un hombre igual que ella. En la relación de pareja casi siempre se presenta alguien “culturalmente inferior”. A la pareja hay que entenderla como algo que complementa al otro, es el ABC de la dialéctica para la elección de la pareja.

Considero que él no supo aprovechar e ir mucho mas allá de lo que es. Tenía una casa en el centro de Rímac, una madre que le preparaba alimentos y le arreglaba la ropa como lo viene haciendo hasta hoy. Yo esperaba que tuviera por lo menos el grado de doctor en farmacología; pero no lo ha logrado, además diría “para qué”. Imaginaba a Otto Bernabé con una casa nueva donde pudiese tener a su madre con todas las comodidades del caso y con una empleada al lado que le atendiese y cuidase de ella y por supuesto con una esposa que le ayudara y cuidara también de él y por supuesto con un par de niños que jueguen y griten por los ambientes que hoy prefiere que estén vacías.

Cuando le visitamos por última vez, vimos que tenía unos muebles viejos marrón oscuro, un ambiente tétrico. No había alegría de los niños que gritan, juegan, lloran o peleen a cada instante. Todo lo contrario, hay silencio absoluto, sólo interrumpido a veces por el trino de algunos pájaros que “mantienen conversación” con su madre que se encuentra mal de salud, una artrosis irreversible. Al tiempo que otra vez le damos confianza, él nos da amistad y solo hasta cierto punto, más allá no lo permite. Quizás piensa que algún día saquemos a relucir todas sus frustraciones, como en este momento lo estoy haciendo.

Bernabé, reflexiona y dice: “Mucha gente que va circulando por las avenidas no debería existir, deben dejar este mundo”. Recuerdo todo cuanto creían los nazis en la Alemania de Hitler. El mundo debe ser solo de aquellos que están adecuadamente adaptados y sobre todo productores, aquellos que tienen condiciones y están dispuestos a reproducirse biológicamente y no simples consumidores y parásitos que gastan y gastan energía.

Tiene razón en sus disquisiciones referidas a la razón de la existencia de la gente. A esto yo digo qué sería si a toda aquella gente que los Estados y los diferentes gobiernos abandonaron, les hubiera preparado como debe ser en los centros de formación inicial, la primaria, secundaria y superior. Hubiesen destinado ingentes cantidades de presupuesto, hubiéramos transformado al país y con resultados sorprendentes, parecido como hizo Japón después de la II guerra mundial.

Me parece que Otto Bernabé no va a las causas del problema, sino a las consecuencias y en efecto vemos a una gran mayoría de peruanos que hacen más que sobrevivir, no producen nada, no contribuyen con nada, solo consumen. Si bien es cierto que teóricamente todos tenemos 8 horas para trabajar, 8 para dormir y 8 para estudiar algo, y mediante el estudio la posibilidad de perfeccionarnos. Sin embargo, en realidad la gente “mata el tiempo” así porque si, sin objetivo ni resultados. Jugando, emborrachándose, mataperreando, delinquiendo y fornicando. Y las horas “asignadas para estudiar”, nada porque consideran que hacerlo es muy difícil.

Del mismo modo yo juzgo a Otto Bernabé, si solo tenía que estudiar y prepararse, debería ser un intelectual de la más alta mención, por ejemplo un Phd., enseñando en la Universidad Católica, algo por el estilo. Sin embargo, él no hizo esto, apenas es poco mas que yo. No se da cuenta que él también es producto de la sociedad que lo formó. Para equilibrar su desequilibrada personalidad recurre a la lectura y sentirse a la altura de los dioses y de esa forma sentirse bien, caso contrario sería un desquiciado e internado en el Larco Herrera.

La rutina de la gente es levantarse, vestirse, tomar sus alimentos tres veces al día, trabajar 12 o más horas y luego ponerse a descansar. A los seres humanos normales se le puede ver jugando casinos, ajedrez, bebiendo chicha y no importa hablando sandeces en el grupo de amigos al cual pertenece. Y en las horas destinadas a la perfección humana, el estudio de alguna especialidad adicional, buscar la perfección humana a través de su pertenencia a una religión que no hacer nada. Sin embargo, dedicarse a diversiones también es bueno, relaciona a las personas, cultiva en ellos la confianza y la solidaridad, cuentan sus problemas y al mismo tiempo plantean soluciones, eso nunca entenderá el ególatra Otto Bernabé.

Pero aún si no tiene hijos, pareciera que siente terror al solo imaginar tener a una esposa que le diese descendencia. Según este tipo de gente: “la esposa solo trae problemas, por el nuevo vestido que debe estrenar, preparar los alimentos, una buena casa, lujos diversos. De igual modo los hijos, alimentos, ropa y sobre todo la educación”. Definitivamente, la vanidad y la soberbia son aspectos característicos del tipo de personas como Otto Bernabé. Rasgos que no le permitirán desenvolverse como debe ser y que por el contrario le habrían permitido la felicidad.

Considero que es tarde para trabajar por su felicidad y el resto de sus días, una pregunta latente es: ¿A quien ha de trasmitir todos los conocimientos que posee? ¿Quién le ha de alcanzar por lo menos un vaso de agua cuando se haga anciano? Nadie querría ni siquiera acercársele, porque estará descontento con las actitudes de los otros a quienes detesta, preferirá permanecer solo gritando de dolor. Es por todos sabido que de algo nos moriremos sea mas tarde o temprano, es la ley de la vida, pero para amar a alguien ya es demasiado tarde.

En cierta ocasión quise pedirle dinero prestado, la suma de 500 soles. Me contestó por correo como no esperaba: “Oye piensa que si no me los das a fines de julio causarás un desbalance en mi presupuesto, porque soy el responsable del pago de los servicios. Porque tu sabes que no se puede así porque si disponer del dinero…”. Al leer su mensaje dije dentro de mí: “Que diablos le sucede, todavía no me los ha prestado y estoy recibiendo toda una andanada de reprimendas, sería la primera y única vez en la vida que me los pretase. Decidí no decir nada más al respecto”.

Cuando llegué a su casa, inocentemente le hablé a su madre en quechua: “Allillanchu imaynallan kashanki…”, ella me miró y reaccionó como tampoco hubiera esperado que lo hiciera: “¿Que cosa, que me dice…?”. Volví a mi castellano y determiné que no debía haberme dirigido de esa manera. Recordaría a sus ancestros que no fueron exitosos en la vida, a causa de la discriminación y exclusión social, porque rememorar hechos del pasado, recordarlos solo consolida la frustración, marginación y exclusión.

Según conversamos parecía que la señora tenía problemas con su hijo mayor, supongo que la situación estaba tensa, debido a la división de la casa entre sus dos únicos hijos Otto Bernabé y Ernesto. Este como ya lo dijimos, tenía familia, una esposa e hijas. Sobrevive trabajando como taxista y es criticado y odiado por su hermano menor Otto Bernabé que nunca bebió una sola gota de alcohol con nadie.

La madre de Otto Bernabé no concebía que nosotros fuésemos incansables caminantes de la sierra, por las montañas, los ríos y las quebradas interandinas. “Yo concibo a los profesionales saliendo y entrando de una gran institución como el MINSA, es decir ser por lo menos con el título universitario de doctores”. Seguro que diría de mí: “cómo sería profesional si en lugar de tomar un hotel prefiere dormir sobre el único sofá que tengo en la sala comedor”.

Cuando Otto Bernabé se cercioró que aquella gorda estaba en su casa conversando con su madre a las 8 de la noche; la mujer obesa se dispuso a marcharse y Otto Bernabé que estaba atento por su salida, me distrajo entregándome una enciclopedia de orquídeas mientras se despedía de la rolliza mujer. Sospecho que es su amante y probablemente hasta tengan hijos. Hecho del que Otto Bernabé jamás querría que yo me enterase y con quien, con una de sus domésticas.

Al día siguiente cuando me despedí inocentemente dije a su madre que volvería el 23 de junio y le traería habas, chuño y maíz, ofrecimiento que no tuvo ninguna respuesta por parte de ella y mientras su hijo le hacía señas con la mano en forma negativa. Es decir, nunca debí ir a la casa de mi amigo, él tuvo la culpa. Sin querer yo estaba violando su intimidad y privacidad, era preferible haberme dicho: “No voy a estar ahí, mi madre tampoco…”. No hubiera insistido y habría pagado mi hotel de 150 soles por noche.

Mi amigo tiene un verbo muy florido, es convincente y sin embargo tiene relaciones con una mujer de la más baja condición social, probablemente nunca tuvo la oportunidad siquiera de enamorar a alguien. Con la facilidad para hablar, aún siente temor de asumir responsabilidades como el ser padre algún día y tener un hijo que le diga “papá”. Como dije más arriba en el ambiente reinaba el silencio, la soledad y la tristeza. Los niños de Ernesto al otro lado gritaban, peleaban y jugaban. Ciertamente jamás los he visto, no sé si son mayores, adolescentes o jóvenes, porque seguramente esta prohibido que pasen la línea donde vive su tío Otto Bernabé juntamente que su madre y lo peor, no existe siquiera un muro que los separe.

Pero fantaseo sobre los encuentros amorosos que tendrá con su pareja. Incluso sospecho que fue precisamente con ella a Churin a pasar juntos un fin de semana y claro, para distraerme dijo que fue en plan de estudios. De repente duermen en los hoteles de regular categoría, caminan cogidos de la mano y almuerza juntos; pero siempre cuidando que no les vea nadie. De esta forma Otto Bernabé llena ese gran vacío que sienten los solterones empedernidos como él.

El amigo de marras no es normal, adolece de esquizofrenia y tiene sueños de grandeza, debido que es bajito de estatura. Él tiene la buena costumbre de leer bastante; pero lo malo todo es solo para él, no quiere enseñar a nadie. Sigue siendo como siempre lo conocí desde el colegio. Un individualista y ególatra empedernido que se ha fijado demasiado en su persona. Quiere ser la atención de todos, quiere que comenten de él, pero incapaz de tener siquiera una pareja y peor un par de hijos. Ignora completamente sobre la crianza y la educación de los hijos, es un perverso e infeliz. No sabe amar, ignora lo que es una esposa, no sabe de la educación de los hijos, mucho menos en que consiste construir una casa. Un racionalista que prefirió quedarse solo, con el objeto de satisfacer su incontenible pedantería intelectual.

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