martes, 9 de marzo de 2010

DISPUTA POR UNA PULGA

Fue en un verano que retornaba de una comunidad de altura, cuando fui a ofrecer unas ollas de aluminio en calidad de venta. Aquella mañana fui muy temprano a ofrecer las ollas a las familias, porque había soñado que me había encontrado con un burro. “El burro es suerte” súbitamente desperté y pensaba. Siempre teníamos la urgencia del dinero, como no tenia un empleo fijo recapacitaba como hacer la forma de generar ingresos en nuestra economía.

Llegue a la comunidad a las 6 de la mañana y comencé a tocar las puertas. Tenía coca y un poco de licor para ofrecer a los campesinos que a esa hora estarían tiritando de frio. Al primero con quien me encontré le ofrecí el licor y éste me recibió de buena gana lo ofrecido. Mi interlocutor sabía qué le pediría a cambio y estaba dispuesto a brindar siempre y cuando estuviera algo a su alcance.

Pregunté si Benito Limpe se encontraba en casa por esos días. Antes había tocado la puerta y no me contestaba a mi llamado. Don Erasmo que así se llamaba el campesino, dijo que dormía en su astana más arriba de la comunidad. Dentro de poco nuevamente estaría en la comunidad. Me tranquilizo diciéndome que tuviera un poco de paciencia.

Fue así como aquella mañana cuando ciertamente dentro de unos 30 minutos apareció don Benito, llevando consigo un par de ovejas que necesitaba venderlos si no es en la misma comunidad, sería en el mercado de Santiago en la misma ciudad del Cusco. Me miró a la cara y luego de cerciorarse que tenía ollas de aluminio, dedujo que ciertamente tenía deseos de intercambiar con sus ovejas.

Nos saludamos y me invito que pase a su casa, mientras dejó a un lado las ovejas amarradas. En seguida me invito que me ponga cómodo para descansar y seguidamente encendió el hogar para hervir agua. Lo primero que me converso fue sobre la helada que estaba cayendo, las lluvias que pronto volverían y la época invitaba que mas abajo tendríamos que sembrar nuevamente la siembra temprana de papa y habas.

De frente le plantee el interés de vender las ollas y si fuera posible intercambiarlas. Al tiempo que le alcancé una porción de coca y media botella de licor. El me acepto gustoso pero me hizo saber que su mujer en esos momentos estaría en camino. La decisión sería tomada junto con ella. Ante el cual yo simplemente dije que entonces la esperáramos.

Mas adelante bebimos una infusión de yerba caliente, le agregamos un poco de licor y así fuimos conversando sobre el costo de las ollas y la equivalencia en carne de oveja o así como estaba “parado”. Llegó la mujer de aquel bondadoso hombre y ella luego de los saludos correspondientes se apresto a preparar los alimentos de la mañana. Hicieron comprar mas licor y conversamos animadamente sobre diferentes temas que atañen a la economía campesina fuese la agricultura o la ganadería.

Conversaron marido y mujer y quedamos que cambiaríamos dos ollas grandes por dos ovejas y así hicimos los acuerdos. Serian las 10 de la mañana y me aprestaba a retornar a mi casa en unidades de transporte que no faltaban, cuando apareció repentinamente un medio camión. Ante una señal que le hice paro la unidad móvil y subí junto con las ovejas.

Los pasajeros estaban sentados, otros parados y otros también dormitando, cuando repentinamente uno de estos empezó a restregarse la espalda en el maderamen del camión. Yo supuse que este hombre tendría tantas pulgas y piojos. Viajábamos placidamente con la sonrisa en los labios cuando dentro de unos 10 minutos empezó a picarme una pulga en el calcetín de la pierna derecha.

Vi que se trataba de una pulga se habría saciado tanto con la sangre del viajero que se restregó la espalda y con mi sangre que aquella pulga ya no pudo saltar. Lo capture y empecé a frotarla entre los dedos a fin de hacer que pierda el “conocimiento” y luego matarlo. Los otros que también estaban por mi lado reaccionaron como nunca había esperado.

Empezaron a reclamar que la pulga era suya, que siempre tenían, porque dormía con cuyes que criaba debajo de la cama. Yo a mi turno dije que acababa de salir de la casa de un campesino y por tanto la pulga era mía, porque a mi lado estaba un perro. Era una disputa que nadie esperaba, pero todos reclamaban propiedad sobre aquel parásito. Se genero una disputa e incluso insultos yo estaba acorralado por tres personas y decidí metérmelo a la boca, porque ya me la estaban quitando.

La masque y así murió aquel desdichado insecto. La disputa no era por el valor económico que representaba, sino sobre la creencia que tienen la gente. Disimuladamente una vez que la disputa disminuyo me la metí en el bolsillo izquierdo. Dicen que es un secreto tener pulgas dentro del bolsillo y es para tener dinero. También escuche que si a uno le pican las pulgas en las palmas de las manos o las muñecas pronto tendrían dinero en las manos.

Me baje a la altura de mi casa y retroné pensando en los incidentes que ocurrieron con las ollas a raíz del ensueño que tuve con los burros e igualmente con el encuentro inesperado con la pulga. Aquel día fue muy bueno para mí, porque por la tarde comentamos en la chichería justamente de aquellos sucesos inesperados e inexplicables que ocurren en la vida. Lo increíble fue que la gente igual que yo por poco nos peleamos por una pulga que no valía ni 10 centavos.

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