lunes, 8 de marzo de 2010

CONDOR Y EL ZORRO

El cóndor y el zorro eran amigos y compadres por ser carnívoros. En cierta ocasión, se encontraron por el camino, el cóndor comunicó al zorro:
- Tengo una invitación a una fiesta en el cielo, necesito un acompañante - El zorro al escuchar la noticia, le pidió casi suplicando que lo llevara:
- ¡Ay compadre llévame a mí por favor! - El cóndor sabía que el zorro era deshonesto y mentiroso; pero éste rogaba; al final el cóndor accedió. Pero le advirtió severamente:
- Oye zorro, cuidado que te portes mal, no vayas a sentarte junto conmigo, porque sé cómo eres. Un visitante debe guardar la compostura, trata de estar tranquilo, nosotros allá arriba vamos a hablar asuntos importantes; pero te voy a llevar.
- Papito lindo llévame, me voy a comportar bien, no te voy a hacer quedar mal.

El cóndor remontó el firmamento cargándolo en la espalda. Después de viajar durante horas, llegaron al cielo.

Dicen que el cóndor es considerado Apu[1], ¿no es cierto? Efectivamente, todos los personajes importantes nomás estuvieron sentados alrededor de una gran mesa. Al principio, el zorro permanecía quieto debajo de la mesa, como si fuera un perro fiel. Los invitados empezaron a comer carne asada de todo tipo. Cuando terminaron de saborear los más deliciosos manjares, la gente de buenos modales como el cóndor; debían dejar los huesos encima de la mesa.

En cambio, el zorro al ver tantos huesos juntos, se inquietaba y empezaba a oler y fastidiar al cóndor, rascándole en las patas. El Apu cóndor recapacitaba: “Tal como suponía, este me está haciendo quedar en vergüenza. A este compadre le dije que no haga ese tipo de cosas…”. El zorro que tenía mucha hambre seguía fastidiándole, aunque el cóndor, disimuladamente tiraba hueso tras hueso; pero luego que las devoraba, nuevamente le molestaba rascando con la pata insistentemente.

El cóndor se había enojado, tenía que permanecer todavía una semana en el cielo; pero al día siguiente, el cóndor hizo conocer su determinación:
- No voy a regresar a la tierra, me voy a quedar, toma las previsiones del caso. Te sugiero que hagas una soga, para que bajes por ella. Me has puesto en vergüenza y ridículo, además no habrá comida para ti, hasta luego.

El cóndor se fue y el zorro, empezó a torcer una soga de paja tan larga tomando las medidas, calculando la altura, probando una y otra vez. En cuantos días habría concluido con el trabajo; pero la soga era de una longitud increíble.

Cuando fue lo suficientemente larga y alcanzaba a la tierra, empezó a bajar por ella, y resulta que por esa época, bandadas de loros iban y venían volando por todos los lugares. Cuentan que mientras bajaba, supuestamente los loros hicieron renegar al zorro con sus gritos: “K’aq, k’aq, k’aq”[2]. El zorro todo soberbio y altanero sin que los loros le hayan hecho algo, empezó a insultarles:

- Oigan loros de m. no me hagan renegar con sus gritos, loros nariz curvos, ojos de cuero - Los loros al sentirse ofendidos advirtieron al zorro:
- Oye cuidado que picoteemos y cortemos la soga... - El zorro, al oír esta advertencia y cerciorándose a qué altura se encontraba imploró:
- No papitos lindos. No papá, perdón papá... – les suplicó el zorro.

El zorro sin experiencia, por presumir y haber tenido el privilegio de haber ido al cielo acompañando al cóndor y por reírse insultó nuevamente a los loros:
- Loros lengua de papa, loros ojos de cuero, loros nariz curva, loros patas de tijera... - Esta vez los loros tomaron una determinación tajante:
- ¿Que te hacemos a ti? Ahora si ¡Vamos a cortar la soga!
- No papitos por favor. No papá yo no les insulté, al contrario les dije “Papacitos, caballeritos de casaca verde, doctorcitos...”.

Esta vez, a pesar de las súplicas, no le perdonaron, cortaron la soga. Probablemente de una altura de unos dos kilómetros, cayó el zorro y mientras caía gritaba:

“Cecilianos pongan pajaaa[3] o tiendan frazadas”. Cuentan que las hormigas al oír los gritos del zorro, al contrario rápidamente al lugar donde iba a caer, colocaron piedras filudas. Al llegar al suelo desparramó sus vísceras y sangre por planicies y quebradas. De esta manera, el zorro apareció por todo el mundo.

[1] Divinidad tutelar andina, representada por los cerros más altos de una aldea campesina.
[2] El idioma quechua como perteneciente a la amerindia, algunas palabras no se pueden traducir por ser onomatopéyicas.
[3] Tipo de pasto que crece en la puna.

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